En la mayoría de los casos, la venta de producto suele presentar menos dificultades que la de un servicio: esto se debe a que el potencial consumidor, en el caso del producto, puede tangibilizarlo antes de la compra, pero en el caso del servicio no puede experimentarse hasta su contratación.
Esto implica un mayor riesgo para el cliente, que suele pensar más estas decisiones y se encuentra frente al problema de que muchos servicios parecen iguales y no se distinguen unos de otros.
Entonces, cada cliente debe investigar en profundidad o elegir al azar cuál de todas las posibles opciones le conviene. Pero, en estos casos, hay algunos aspectos fundamentales que permitirán destacar sobre los competidores y vender mejor un servicio.
Diferenciarse mediante la especialización
Lo principal es que los clientes puedan distinguir tu servicio del resto, y para ello hay un término clave: diferenciación.
La mejor manera de especializar un servicio, es posicionarlo por su especialización en un determinado campo concreto. Por ejemplo, en lugar de ofrecer servicios de diseñador gráfico, posicionar el servicio como: «diseño gráfico de interfaces para dispositivos móviles».
Así, conseguimos dos cosas:
En primer lugar, que nos encuentren, aquellos que tengan ese problema concreto nos considerarán mejor opción que todos los que ofrecen un servicio general.
Y en segundo lugar, a la hora de promocionarse, se puede apuntar a esos clientes específicos con un discurso enfocado en su problema concreto, en vez de con un discurso general que trata de abarcar a todos, pero no acaba encajando exactamente con nadie.
La rapidez de respuesta
Hoy en día, la rapidez es más fundamental que nunca, porque el cliente tiene acceso a múltiples ofertas y suele suceder que presta mayor atención a quienes responden primero.
Debemos tener en cuenta que estamos acostumbrados a obtener todo al instante: lo que buscamos en Google, la música y series que consumimos, los productos que buscamos, etc. Y en este contexto la velocidad de respuesta es fundamental.
Esta mentalidad se ha trasladado a todo y, cuando nuestro cliente potencial escribe o pregunta algo, se debe ser conciente de que no está hablando solamente con nosotros, sino que habrá preguntado a otros también.
La rapidez de respuesta y acción también le comunica al cliente eficacia y que, seguramente, recibirá la misma velocidad de respuesta cuando tenga un problema.
Posicionarse como solucionadores de problemas
Cuando se ofrece un servicio, se está buscando a alguien que posee un problema o necesidad que no puede resolver por sí mismo, y que por lo general, está en busca de un experto que sepa cómo solucionar el inconveniente y que lo haga rápido.
Lo ideal es demostrar los resultados por adelantado, dejando en claro que el servicio ofrecido es capaz de resolver el problema o necesidad del cliente.
Es fundamental pensar en qué es lo que quiere o necesita el cliente al momento de comunicar las ventajas de utilizar el servicio que se está ofreciendo.
En estos tres puntos hay que centrarse si lo que se busca es destacar en un mercado con multiplicidad de ofertas, en el que los clientes se encuentran constantemente expuestos a un gran caudal de información.