La situación actual ha empujado al mundo a repensar cómo el tacto y la proximidad en las interacciones diarias pueden reemplazarse. Las inversiones en tecnologías hápticas (refieren al tacto y a la sensación de tocar) ya habían aumentado antes de la pandemia, por ejemplo, en experiencias de realidad virtual de trajes y guantes con sensores que generan experiencias aún más inmersivas. La investigación y el desarrollo en este campo lleva más de tres décadas, y además, podemos identificarla en nuestra cotidianeidad cuando, por ejemplo, vibra un dispositivo.
Compañías como Sony, Apple, Microsoft, Disney y Facebook tienen equipos que trabajan especialmente en el desarrollo de nuevos productos hápticos. Según un artículo de TechCrunch denominado “La exageración, la desventura y la esperanza de los hápticos en la era COVID-19”, el mercado mundial de la tecnología háptica es de USD 12.900 millones en el 2020 y alcanzaría los USD 40.900 para el 2027.
Varias empresas se están dedicando hoy en día a desarrollar software para registrar los movimientos sin necesidad de que exista contacto, como consecuencia de la nueva necesidad que despertó el coronavirus de seguir interactuando con pantallas táctiles pero sin tocarlas. Por ejemplo, la compañía UltraLeap firmó un acuerdo con la empresa CEN (quién se encarga de la creación de pantallas publicitarias y cartelería digital), para incorporar una tecnología de detección por ultrasonidos de los movimientos de las manos de las personas, para que éstas puedan interactuar con los contenidos de las pantallas touch, sin tocarlas.
Algunos ejemplos
Las interfaces hápticas son esenciales para la operación de exoesqueletos, o para dispositivos de asistencia, justamente porque estos dispositivos tienen que integrarse de la manera más natural posible a cómo opera el mecanismo biomecánico de control de los seres humanos, que justamente combina diferentes modalidades sensoriales. Por ejemplo, un Wearable Walking Helper Device es un dispositivo de soporte del peso que permite a una persona que tiene debilidad muscular, suplirla y poder desplazarse.
Este tipo de tecnología también resulta clave para cirugías asistidas, como las realizadas con el Robot DaVinci, donde los cirujanos dependen muchísimo de la información cinestésica y táctil para percibir e identificar los diferentes tejidos, saber donde cortar y donde no.
Una tercer área de aplicación de la tecnología háptica es el gaming. Al operar un avatar en un ambiente virtual, se logra un escenario más realista y de más inmersión, proveyendo de señales hápticas mediante los controles, como puede ser un joystick, que al realizar determinada acción dentro del juego, busca replicar la sensación mediante motores internos.
El joystick de la PS5, por ejemplo, posee elementos que utilizan la tecnología háptica, como los gatillos adaptativos R2 y L2. Poseen diferentes niveles y esta innovación permite sensaciones como la caminar por la arena, o la resistencia propia al nadar, o la pesadez de caminar por el barro.
A futuro, cualquier desarrollo de realidad aumentada, o de realidad virtual, va a necesitar desarrollar interfaces hápticas cada vez más precisas para poder generar una experiencia de inmersión para el usuario. Esto se enfatizará cada vez más a medida que los juegos alcancen de manera más audaz realismos desde lo visual.